A quién no le ha sucedido que al abrir una bolsa de cualquier snack
comienzas a comer de forma humana, despacio, de uno en uno, y te das cuenta que estás terminando esa
bolsa “a puñado limpio” sin que la
mandíbula te de abasto para moler tanta comida. He de decir que esto ocurre
siempre más en hombres que en mujeres.
Si no sabes de lo que te estoy hablando acuérdate de la última película que
viste en el cine con el trágico final que tuvieron tus inofensivas palomitas
metidas en un cubo o de aquellas pobres que se cayeron de la boca al no entrar
más y se pusieron a salvo encima de tu camiseta y que para ti fueron un regalo
al no tener más en el cubo.
Bueno amigo esta pregunta se responde con dos palabras. Glutamato Monosódico.
Este adictivo aditivo, MUY usado por la industria
“fritanguera” y “grasosa”, es capaz de transformar nuestra conducta alimentaria
pasando de ser humano a un auténtico monstruo
depredador adicto.
Esto ocurre porque las tranquilas células de nuestro cerebro,
en la ingesta prolongada de esta toxina, presentan conductas anormales y
aceleradas que al cabo de un corto periodo de tiempo acaban muriendo. Esto conlleva a la
excitación del cerebro y explica nuestra conducta deplorable alimentaria.
Es utilizado en la industria conservera por su poder de salazón, ya que la sal común
deja de hacer efecto a largo plazo, en cambio el aditivo dura a lo largo de la
historia.
¿Entonces por qué las
empresas de aperitivos elaboran sus productos con adictivos?
La cuestión es muy simple, “cuando haces pop, ya no hay
stop” otra vez volvemos a hacer referencia a cómo nos introducen estos monstruos multinacionales sus logos y
sus eslóganes, en la cabeza aprovechándose de los efectos que hacen sus
productos en nuestro organismo.
Estas grandes empresas aparte de incorporar mil aditivos
conservantes y colorantes a sus productos añaden este saborizante para dar más
potencial a sus aromas añadidos.
Es curioso cómo la simple fermentación de una levadura
“inicio de la creación del glutamato monosodico” puede hacer que unos productos
artificiales como vienen siendo los famosos ganchitos, bolas de queso, etc. tripliquen
el número de ventas y con ello generen cifras desorbitadas de dinero en los
bolsillos de los empresarios. Una muestra de ello son las cifras de
productividad que indican de como en 40 años se ha multiplicado por 10 la
producción de esta sustancia empezando en 1970 con 200 mil toneladas anuales a
nuestros días con casi 2 millones de toneladas anuales. Recuerda que estamos
hablando de una sustancia adictiva.
¿Por qué se encuentra
este aditivo dentro de productos cárnicos como salchichas, chorizos, jamón de
york, etc.?
Seguramente habrás escuchado alguna vez la palabra “umami”,
el descubrimiento del quinto sabor sacando de la lista al picante. El umami se conoce por el sabor de lo
sabroso y esta excitotoxina produce
ese sabor en nuestro reproductor de sabores llamado lengua. Qué curioso que la palabra
“umami” provenga del japonés significando “sabor agradable” y que justo a las
personas que consumen este aditivo se les clasifique con el “síndrome del
restaurante chino”. Este síndrome se le
otorgan a las personas que después de comer en estos lugares de placer,
terminan con dolores de cabeza, descomposición, nauseas, visión borrosa, etc. Lo
siento por los mexicanos y su picante pero creo que el shusi industrial japonés o las sopas
chinas de microondas han ganado la batalla a los frijoles.
El exceso de aditivo
en nuestro organismo.
Decir que el glutamato monosódico no engorda al ser este un producto más refinado que el
mismo polvo colombiano, lo que sucede que suele ir de la mano con productos
como lubricantes industriales, aromas y colorantes artificiales, etc. En muchos
“restaurantes” de Asia se sustituyó la sal común por este aditivo y al cabo del
tiempo se terminó prohibiendo por ser excesivamente cancerígeno.
Si algún día te sientes hambriento y quieres quitarte esa
sensación rápida, elige productos que contenga (E-621) en su lista de
ingredientes. No me des las gracias por este consejo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario